Oración a la Virgen de la Paz, protectora de la Congregación de los SSCC

Carmen Gloria Vasquez

Conociendo la historia de Nuestra Señora de la Paz , que es nuestra protectora

El 6 de mayo de 1806, la imagen de nuestra Señora de la Paz  llegaba a nuestra casa a Picpus (Paris) en manos de la Buena Madre, y fue recibida de rodillas por el Buen Padre, rodeado de los hermanos y hermanas de la Congregación, nuestra familia religiosa consagrada al Amor Redentor  de los Corazones de Jesús y de María.

La historia se llena de los favores que nuestra Señora de la Paz concede maternalmente a todos los que la invocan con fe y amor.

Esta pequeña imagen (33 cm. con pedestal) había pertenecido a la familia de Joyeuse, uno de cuyos miembros, el capuchino Fray Ángel, la conservó en su convento, donde fue muy honrada. Se recuerda, entre las numerosas curaciones que otorgó, la del rey Luis XIV. Al llegar la Revolución de 1789, que provocó el exilio de los religiosos, la imagen fue confiada a la familia del Gran Penitenciario de París, uno de cuyos miembros la donó a la Congregación.

Durante la revolución de La Commune, en 1871, la hubiéramos perdido en manos de los revolucionarios, pero gracias a la entereza de la Madre General, pudimos salvarla de la profanación, y hasta el día de hoy, la imagen se sigue venerando en nuestra capilla de Picpus. El 9 de julio de 1906, monseñor Amette, coadjutor del cardenal Richard, coronó oficialmente a Nuestra Señora de la Paz, en nombre del Papa Pío X.

La talla, de madera oscura, representa a la Santísima Virgen, con rasgos renacentistas, quien tiene en la mano derecha una rama de olivo, símbolo de la paz, y en la izquierda lleva al Niño Jesús, quien sostiene el mundo, coronado por una cruz.

Nuestra Señora de la Paz es un don de Dios y una invitación a vivir y a construir la paz. Y ¿qué es la paz?. Los diccionarios hablan de armonía, serenidad, reconciliación, amistad, tranquilidad, sosiego, fraternidad. La Biblia la presenta como un fruto del Espíritu (Gal. 5/22) y el saludo de Jesús Resucitado es: «La paz sea con ustedes» (Jn 20, 26b).

La paz es pues un regalo que el Señor nos da, pero que tenemos que construir con la cruz de nuestro esfuerzo, porque es necesario renunciar a los propios intereses por el bien de los demás, lo que supone vivir a fondo el amor, la comprensión, el perdón, la solicitud, la abnegación, la comprensión, la solidaridad; así nos vamos asemejando a Jesús, quien siempre hizo la voluntad del Padre, hasta el martirio de la cruz. Esto nos fortalece en el goce de nuestra libertad, la que nos hace optar por el Señor.

El P. Patrick Bradley ss.cc. escribe: «María, la Reina de la Paz… nos muestra la profunda libertad de todo ser humano: la libertad de hacer la voluntad del Padre…. La paz nace de la armonía con el plan de Dios. Por eso, María es el modelo de libertad y la Reina de la Paz.»

Oración a la Virgen de la Paz

 Virgen y Reina de la Paz,
Madre de los pobres y sencillos,
Esperanza de los que sufren en soledad,
Señora del Amor y de la Alianza.

Enséñanos a vivir con sencillez
las exigencias del Evangelio,
a servir con alegría
a todos los hombres nuestros hermanos.

Danos tu generosidad,
tu pobreza y tu humildad.
Danos tu amor al trabajo,
a la justicia y a la verdad.

Concédenos ser mensajeros de Paz,
en nuestra Comunidad educativa, en nuestra familia
y en nuestra patria,
para poder mostrar al mundo los valores del Evangelio

Guarda hoy en tu Corazón pobre,
silencioso y disponible,
a esta familia tuya que quiere ser
constructora de paz, de alegría
y de amor en tu Iglesia. Amén.

Amar Es Servir

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