“El buen Dios ayuda cuando se hace todo para su gloria”.
El desarrollo posterior a los Fundadores (1837-1853)
Las sucesoras de la Fundadora fueron Françoise de Viart (1834-1850) y Constance Jobert (1850-1853). A la muerte del Fundador, le sucedió monseñor Rafael Bonamie (1837-1853).
En este período la Congregación sufrió fuertes tensiones internas. ¿Se debía continuar el estilo de vida y de trabajo configurado progresivamente en el tiempo de los Fundadores o debía ser adaptado a los cambios de la sociedad, de la Iglesia, de la vida religiosa y tenerse en cuenta la nueva situación que se crea sin la presencia carismática de ellos?. Estuvo a punto de romperse la comunión de la Congregación, no sólo momentáneamente y como un paréntesis, sino de forma definitiva. Es un fenómeno que se repite en la historia de la vida religiosa cuando la generación que ha vivido con los Fundadores tiene que ensayar una situación en la que nuevas normas suplan la referencia a la propia persona de los Fundadores. En 1853 los dos Superiores Generales dimitieron y fueron reemplazados por Gabrielle Aymer de la Chevalerie y por el padre Euthyme Rouchouze. Tras esto un grupo de hermanos y hermanas dejaron la Congregación.
A pesar de esas tensiones, la Congregación comenzó a crecer. Hubo numerosas fundaciones en Francia y en 1840 los hermanos fundan la primera casa fuera de Francia, en Lovaina (Bélgica). Las hermanas fueron a Chile (1838) y a Perú (1848). Aumentó sin cesar el número de hermanos enviados a América Latina y aOceanía. Lo profundamente que deseaba la Congregación comprometerse con las misiones podemos apreciarlo en el hecho de que tuviese un barco propio, el “Marie-Joseph”, que naufragó con 14 hermanos y 10 hermanas, camino de Oceanía (1842).
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